* Navarra, 2 de Octubre de 1899
† Nicaragua, 5 de Agosto de 1971
Y el viejo poeta
–místico y conceptista- vuelve a su Colegio de siempre: EL CENTROAMERICA. Esté donde esté el colegio, su poeta y su
maestro, desde lejos y desde arriba...tenía que encontrarlo.
Ayer lo encontró en el Tapetate, junto al lago o Mar Dulce...y lo
encontró también junto a la Ceiba. Y hoy termina de encontrarlo en la altura,
envuelto en verde flora, y a lo lejos de otro lago, pero siempre en Nicaragua.
Es el viejo poeta, un Ángel de alas poéticas universales, Jesuita de
Lodosa, Navarra, que será un estupendo regalo literario y humano que Navarra
hizo a Nicaragua y a toda Iberoamérica.
Un poeta...pero poeta altísimo
que vivió su poesía como la forma integral de ser hombre intelectual y
cristiano. Y el Colegio
Centroamérica – el de siempre – acepta hoy a su maestro que viene desde “”UN
RIO SIN FIN”, lleno de densidad y de versos luminosos, a la vez que difíciles,
porque este ANGEL es dueño y señor de versos, a través de los cuales “se siente
el vuelo pero no se ven las alas”.
Porque Ángel Martínez Baigorri es Ángel de alas universales que se posa
en Nicaragua en los meses finales del año 1936. Es profesor del Colegio
Centroamérica – el de siempre -. Y en Granada enseña Poesía y Literatura
mientras su habitación abre las ventanas al Gran Lago.
Esta estancia, de la que Ángel Martínez dirá en uno de sus libros
poéticos “Es Usted español?...y nicaragüense! Cómo. Nacido en España y renacido
en Nicaragua. De allí eres donde sueñas, vives, mueres, empiezas a vivir y
renaces”. Y prosigue nuestro Ángel: “Vine por el mar a renacer en el Lago. Y
volví a renacer en el Río de Nicaragua. Por eso, no es que yo cante a
Nicaragua; Nicaragua canta en mí. Sí, renacido nicaragüense”.
Y ahí está el hontanar, por el cual nuestro poeta es el impulsor con
José Coronel Urtecho, del movimiento poético de vanguardia que reúne a Pablo
Antonio Cuadra, Alberto Cabrales, Manolo Cuadra, Ordóñez Argüello y Joaquín Pasos.
Y será nuestro poeta también el maestro de la generación inmediata de Ernesto
Cardenal, Carlos Martínez Rivas, Fernando Silva y demás importantes poetas de
esa tierra privilegiada de poesía que es Nicaragua. Es decir, es el maestro
señero- El pater de todo el movimiento poético post-rubeniano.
Poeta y sacerdote su expansión afectiva le ha hecho arraigar
cordialmente en Nicaragua, lugar y seno de mayor expansión temporal de su existencia adulta. Allá, en el Colegio del
Tapetate de Granada, su habitación se abría al rosado de la pureza del gran
Lago... de la Mar Dulce...del Mare Nostrum...del mediterráneo nicaragüense...el
de más de trescientas isletas y el de los volcanes intensos e inmensos.
Por ese Lago, nuestro poeta encontró el RIO...un río único...un río sin
fin...porque todos los ríos van a dar a la MAR DE DIOS...que es el vivir.
Ese Río, que Ángel de rumor y de “‘alas invisibles”
recorrió hasta el fin dejando un poema teológico y nacional de Nicaragua.
Pero con la misma ilusión
y amor por esta tierra de Nicaragua, Ángel también se hunde en las
raíces de la CEIBA a la canta su belleza y serenidad en medio de la tierra
nicaragüense sobre el Tapetate.
RIO y CEIBA hasta el fin y sin fin pasando por toda la
hermosura que ALGUIEN dejó prendida y olvidada en este paisaje ubérrimo de flor
y fauna. Y el Ángel, el de las alas
mensajeras nos ha traído y nos ha hecho oler el aroma de la FLOR DE CAFÉ a la que Ángel “esperó todo un
año... toda la vida; y sólo un día la disfrutó. Como la Juventud, como la
Ilusión. Todo es FLOR DE CAFÉ.
Y nuestro Ángel sigue y sigue por los caminos de Nicaragua...y nos
enseña aquella “VACA JUANA” mansa y noble...” “que sabe que quien la ordeña
tiene en sí la clave de un misterio que en sus ubres interpreta”.
Y el poeta tendrá que irse de Nicaragua pero en la “sonrisa del ángulo
como en aquel oscuro ángulo del salón becqueriano”, el arpa y la música de
Nicaragua les llevará el poeta en su corazón. Por eso volverán otra vez y ésta
vez para no salir jamás de esas mariposa gigante que abre sus alas – como las
de Ángel – a dos océanos y que llaman NICARAGUA.
Volvió en el año 1961, en el estreno de la Universidad Centroamericana
de Managua; y en aquella audaz y bella alternativa que fue la UCA, imparte
nuestro ANGEL con hondura y efecto las cátedras de Estética y Literatura.
Afecto de corazón y hondura de pensamiento
son las líneas maestras que siempre atraviesan la vida y el quehacer poético de
Ángel Martínez Baigorri. Y que destacan la triple fisonomía de ANGEL: EL
HOMBRE...EL POETA...EL SACERDOTE.
Como diría él: “Me hicieron poeta los versos de mi madre”
Como diría él: “Sobre la patena de oro había otra ostia formada con lo
mejor de mi vida”
Y el Ángel de universales alas...tenía poca salud; poquísima. Diecisiete
operaciones sobre su cuerpo. En los últimos años de su vida, nuestro Ángel tan
solo tenía un cuarto de estómago.
Pero su temple y su corazón le hicieron sobreponerse dentro de aquel
casi transparente cuerpo que parecía salido de un pincel del Greco. Y fue en Nicaragua por fin, nuestro Ángel se
hizo eterno: era la hora del ANGELUS, un 5 de Agosto de 1971; y eran las 6 de
tarde en todos los relojes. Ya no eran necesarias las alas, la música...ni el
vuelo. Tan solo nos dejó LA ESENCIA...DE ANGEL.
Y como al principio de ésta semblanza...el viejo poeta vuelve al
CENTROAMERICA. Y el COLEGIO – el de siempre – le recibe y le acepta...como
siempre.
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